TP5 Fuentes de información y formulario. Buzz Productions

Fake News

ASÍ NOS DESINFORMAMOS LOS PORTEÑOS

Las noticias falsas: la plaga del siglo XXI

En esta era digital, donde la información circula de a millones por minuto, la verdad/realidad ha dejado de ser base indiscutida de toda noticia. Fabricas de mensajes falsos con intencionalidad política, económica o sensacionalista surgen en cualquier rincón del planeta, son reproducidas hasta el infinito sin ningún tipo de reflexión o crítica.
La paradoja es que en un momento donde sobran los modos de verificación, las mentiras más absurdas son tomadas como hechos verídicos.

Recurriendo a las fuentes 
Hace unas pocas semanas se llevó adelante en la ciudad de Buenos Aires una encuesta en donde se reveló las fuentes de información que eligen los ciudadanos a la hora de informarse, la confianza que les genera dicha fuente y la opinión acerca de la circulación de noticias falsas.

La encuesta se realizó a través de un formulario de Google, distribuido en forma digital a través de mails o grupos de redes sociales, lo que supone un recorte de la población: es decir, se le hizo a personas que tienen acceso a la tecnología.
El rango de edades es de 10 a 70 años y se encuestaron tanto hombres como mujeres.

Los resultados 
El primer resultado llamativo, nos muestra que los ciudadanos eligen mayoritariamente medios digitales frente a la TV o la radio, y en el último lugar queda el Diario, que es el medio de comunicación que garantiza cierta veracidad, revisión y chequeo de la información.



Sin embargo, solo el 29,3% reconoce informarse a través de un grupo de interés en redes sociales (lo que implica un recorte personal de la información) y el 42,7% dice hacerlo en medios masivos.
Solo el 24% descarta que la edad esté relacionada con la fuente elegida, y las categorías de interés son variadas, aunque la política claramente es la que sobresale.



Pero tal vez una de las grandes contradicciones que expone esta encuesta es que el 72% no confía plenamente en el medio que elige para informarse, y el 82,9% desconfía en la información que circula en las redes. Y aun así la siguen eligiendo como fuente primaria.






Por otro lado, lo llamativo es que a pesar de que solo el 25,6% reconoce no chequear la información que recibe, y el 86,4% dice no haber compartido jamás una noticia falsa, el 78% dice haber recibido noticias falsas que le resultaron creíbles.

Reflexión

Queda claro que los ciudadanos, a la hora de informarse eligen un mix equilibrado entre nuevos soportes y los medios tradicionales de comunicación, aunque en los extremos de los rangos de edad tal vez la balanza no sea tan equilibrada.
“Estar informado” es considerado clave para “formar parte” (de la comunidad, del grupo de amigos, de la familia). No estar informado significa quedar fuera.
La desinformación o la transmisión de noticias falsas genera incomodidad. No resulta irrelevante aceptar o circular información que carezca total o parcialmente de veracidad ya que rompe la confianza y genera mucho malestar, en el mejor de los casos, porque mucho peor es cuando esa información es tomada como cierta, (tan solo recuerden las personas que tomaron dióxido de cloro para prevenir el Covid-19 y murieron después de ingerirlo).

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